"El que me hagas reír y disfrutar de tu risa No significa que me haya enamorado El que tu alegría sacie mi gozo No significa que seas mi luz El que tus lágrimas y penas me amarguen No significa que seas mi centro El que me desenvuelva aún ante tu envoltura No significa que te quiera más que a nadie
El que me digas "Te quiero mucho" No significa que me quieras a tu lado
El que me cuentes tus historias No significa que me necesites El que rías conmigo No significa que te hayas enamorado de mi compañía"
Entonces, sabiento todo esto, Cantándomelo en silencios, Sembrando mi campo de sueños De verdades en tus ojos...
¿Por qué en un fértil rincón Aflora mi esperanza cual blanco tulipán?
Oh, bella y delicada flor, Sólo haz de ser admirada, Pues los labios de ese hombre Se convierten en tu verdugo, Cada vez que su luz Es el agua de tu mundo...
La indiferencia La falsedad La mentira sin buena razón La egocéntrica autosuficiencia La independencia extrema La infidelidad Las ganas de gritar, contenidas La adicción de la triste memoria La rabia reventada por la presencia de ajena alegría
El vicio a la compañía El deseo egoísta de ser feliz El usar a alguien como herramienta El ser herramienta El miedo a no ser indispensable El solitario existir El acostumbrado luto a un amor -o a quien se era con ese amor- El rutinario fracaso de una ilusión El verdugo de la inocencia y El deber de sentirse orgulloso por portarlo a un lado cualquiera
Pero lo que no perdono, Aquello deshonroso, aborrecible y despreciable Lo que más odio -Corta palabra para tan profundo sentimiento- El tener que ser aquello que odio