domingo, 21 de noviembre de 2010

*Piedritas en la Ventana*

Mario Benedetti

Dedicado de mi parte

a la Princesa de los Cuentos Infinitos


De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que está ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas


Quién sabe dónde quedan mis próximas huellas
ni cuándo mi historia va a ser computada
quién sabe qué consejos voy a inventar aún
y qué atajo hallaré para no seguirlos


Está bien no jugaré al desahucio
no tatuaré el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca


Está bien me doy por persuadido
que la alegría no tire más piedritas
abriré la ventana
abriré la ventana

domingo, 14 de noviembre de 2010

«Desafío»

Dedicado a «Los Nada»

Me llegó un rumor…

como grito humano en tempestad natural:

“¡No somos nada! ¡No pensamos, no existimos,

no hacemos, no vivimos!

¡Somos los «Nada»!”

Con que somos los «Nada»,

los «Nada de nada»…

Sabemos… pero ni a suciedad de sabio llegamos.

Escuchamos… pero preferimos ser sordos.

Nacemos, reproducimos y morimos. Realmente morimos.

No luchamos por mucho tiempo.

Parecemos soldados que nacieron vencidos.

Preferimos ver el arte de los grandes,

admirar las producciones de los viejos.

Quizá no nutrirnos, sino entretenernos.

“Hacer por hacer”, cantó un sevillano.

Hacer mal o bien pero que nos haga sentirnos bien.

Nos vencimos porque alguien intentó vencer al mundo,

y nos alimentó de las migajas de sus victorias

y de la leche recalentada de sus derrotas.

¿Y los que vienen si es que vienen?

“Ya se las arreglarán”.

¿Y los que se van con qué sensación se van?

“Ojalá de algo haya servido lo que quise dejar”.

Esperamos que los que se vayan

en y sin su esperanza se van,

y que los que vienen

con esperanza en los ojillos vendrán.

Pero… a, ante, bajo, contra, de, desde, hasta, hacia,

para, por, según, so, sobre, tras nosotros…

¡Qué nos pasa! ¡Qué nos vale, qué nos sobra!

¿La vida? ¿La vida nos sobra?

¿Estamos tan mimados que creemos que nada importa?

¿Para qué esforzarnos? ¿Para qué buscarnos?

¿Qué hay en el trozo del mundo al que nadamos?

¿Qué cuentos nos sorprenderán después de un pasado?

¿Cuántas historias de sonreír y llorar podemos guardarnos?

¿Por qué soñar e ilusionarnos?

¿Pues para qué más sirven las sombras si no para refugiarnos,

aprender, y de valor armarnos?

Deshagamos entero el universo,

compongámoslo a nuestra sombra,

a nuestro son.

Tomemos de la raíz el desafío

y que arda en llamas,

que se enfríe en cenizas el pasado y su olvido.

Y que del olvido hagamos verdugo al pasado infinito

de una misma historia que anhela

nuevas frases hechas para reescribirse,

que se desgarra, se hunde, se muere por pervivir.

Rompamos las rocas afiladas de aquella poesía

que con piedad dura y fría

destaja las olas de almas heridas…

De aquellas que pueden ser derrotadas,

de aquellas que se rinden,

de aquellas que atañen a la esperanza

y por ser frágiles y poco firmes

se dejan perforar en llagas multiformes.

De aquellas desgraciadas… que en su desgracia

al mar se lanzan y con su propia sal le amargan más.

Total… ¿qué culpa tiene el mar?

¿Qué nos hizo el pasado que un nuevo pasado no rehará?

Si el antes nos dio la vida…

Si el futuro está tan lejos como el pasado de nuestro día…

Si en cada mirar de antaño hay arrugas,

lágrimas secas, congeladas sonrisas,

ungüentos para el alma,

cicatrices de guerras perdidas…

Nosotros, con los almanaques de otras vidas,

sepamos hacer una mejor historia: Nuestra vida.