lunes, 26 de enero de 2009

¡JUSTICIA!

"Una pena de muerte"
18 de Septiembre de 2008

Inclusive el tic-tac del reloj era un juez a su conciencia. Al estilo de corte gringa, los miembros de ambas familias, la propia y la de Clara se habían sentado a su alrededor para preguntarles sobre su siguiente paso. Ya era el colmo, toda una vida de errores, de desaprovechar buenas oportunidades, de no hacerse cargo de cada decisión y acto sin premeditación. Era hora de sentar cabeza, de ser hombre.
¡Ah, pero vaya que era hombre para andar por ahí y acostarse con cuanta mujer comprara el pan! Sólo entonces se jactaba de permanecer al género masculino. Pues bien, ¿dónde se encuentra el hombre ahora?, reclamaba su padre en su cabeza, resonando con fuerza una y otra vez. Hombre es muchísimo más que tener pito, Orlando, ¿no te hemos enseñado eso? ¡Cacorete!
Orlando permanecía en su habitación con las manos pegadas a las orejas, acuclillado junto a la cama. Una y otra vez esas palabras circundaban, matizadas por gestos de desprecio, furia e indignación. Y Clara. Su rostro suplicante, sumiso, de víctima y mártir, respaldada por todos, amada por todos. ¿Ella qué sabía? ¿Por qué abrió la boca de mosca muerta? Le ofreció dinero, si vaya que le ofreció mucho dinero, lo destinado al nuevo auto. Pero no, no podía quedarse callada la perra, tenía que llegar y ponerlo en ridículo a él… ¡A ÉL! Al hombre que la hizo mujer. Mujer con encarguito, le murmuró su voz a la oreja.
-Ya estaba embarazada –se repetía tratando de convencerse-, ya estaba, ya estaba embarazada, ya estaba embarazada…
Lo tendrás que arreglar, Orlando. ¿Cómo irás a encargarte tú de un niño? ¡Y de once meses! Tuvo que esperarse tanto… No te sirvió esconderte, ya salió, la verdad ya se sabe… No, no puedes, no puedes, no puedes. Ese niño sólo traerá problemas, sólo nació para juzgarte, para hacerte ver que eres un idiota inútil incapaz de conservar un empleo más de una semana. No, ese niño no debiera existir, no, no debiera.
Y la malparida de su madre lo trae aquí… No, Orlando, las cosas no están bien, no están nada bien. ¿Qué harás? Tendrás que trabajar con papá, aguantar sus reprimendas y humillaciones cada que traes desfajada la camisa, y no podrás fumar… ¡Fumar! Gastaste miles de pesos en ese maldito polvo del cielo como para tener que botarlo sólo porque el asqueroso bastardo está ahí en la sala… ¿Dónde la puse? ¿Dónde…? ¡Ah, aquí estás! Ven aquí… Sí, así… Ah, mucho mejor, ya puedes pensar.
¿Bien? ¿Qué harás? Huir es la mejor opción, aunque… Un segundo, ¿por qué tengo que huir? No soy yo quien debe largarse, yo llegué primero, yo tengo más derecho a cualquiera de las cosas que ese niño se ganó con sólo sonreír y aplaudir sus dedos. No, yo no debo largarme, él sí. ¿Cómo? Clara no se irá, tu familia no la dejará ahora. Algo debes hacer, Orlando, algo debes hacer…


5 de Octubre de 2008

¿Cómo voy a verlo a la cara? ¿Qué le diré? El fiscal me dijo que debo conservar la calma, que no debo provocarlo porque puede tener contactos dentro y fuera. No debe tardar en llegar para que lo metan en la jaula, donde van los animales. Ni su casa le pinta mejor que la mugrienta celda que le espera.
A todo esto, ¿qué me importa ya? ¿Cuál es mi motivo? ¿Vivir con la culpa? ¿Tragarme el llanto y la rabia y echarlos por el escusado? ¿Cómo puede vivirse así? ¿Cómo puede llamársele “vivir”? No, no lo vale. Ya no lo vale… ya… Ahí está.
-¡DESGRACIADO! ¡PEDAZO DE MIERDA! ¡NO TENÍAS POR QUÉ, ORLANDO! ¡NO TENÍAS POR QUÉ! ¡Era tu hijo! ¡Si alguien tenía que…!
-Cálmese, Clara –la sostenía su abogado por la cintura mientras ella forcejeaba-, esto no lo arreglará…
-¡A ver, ijueputa, responde! ¡Por qué no desapareciste tú! ¡POR QUÉ NO TE MORISTE TÚ! ¡Debiste suicidarte! ¡ES MÁS, SUICÍDATE! ¡SESENTA AÑOS ES PIEDAD, ORLANDO! ¡DAS ASCO! ¡ERES UN MONSTRUO!–le lanzó una pluma y luchó por zafarse dando patadas.
-Abogado, controle a su cliente. –murmuró el juez desde su puesto, mas no elevaba la voz porque él mismo deseaba tomar esa misma pluma y clavársela al hombre que entraba en custodia de dos oficiales. Él entendía a la perfección la ira devorar las entrañas, tenía que sujetarse las manos en la mesa para no actuar.
-Clara…
-¡HAY DEMASIADOS COMO TÚ EN ESTE PUTREFACTO MUNDO! ¡TÚ ERES EL QUE SOBRA, NO SANTY…! ¡No mi Santy! –comenzó a rendirse al mencionar el mote-, no mi niño… no mi Santito.

24 de Septiembre de 2008
¡Quiero a mi mamá! ¡Quiero a mi mami!... Hace frío, estoy mojado y tengo hambre, ¿qué no me oyes? ¡Llévame con mi mamá! ¡Quiero estar con ella! No, esa no es mi cunita… ¿A dónde me trajiste? Huele feo, ¡huele feo! Aquí estuvo otro bebé, no limpiaste, cochina. ¡No! ¡No quiero mamila, quiero a mamá! ¡Quiero a mi mamá! No… No, ¿qué-qué haces? Aleja eso de mí… No, déjame, me lastimas, no puedo respirar… No seas abusiva, tú eres grande… Quítamela, ¡quítamela! ¡¡¡MAMÁ!!! ¡Mamá!... Mamá… Mami… Mamita…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juro y perjuro que encuanto tenga tiempo asi tranquilo me pongo al tanto en tus textos, esto es nomas un pase de lista. =D

Juan Carlos Partidas dijo...

Fuera los artilugios artificiales. Nada como una madre, :)